domingo, 22 de julio de 2012

Era un día como cualquiera, el lodo se posaba sin piedad en las botas ancianas que se esforzaban por caminar sobre ese terreno adverso y complicado, cercado en todo momento, por arboles sombríos amalgamados al fango y extensos en su obscuridad, con viscosidades de carácter vegetal. Posaba pie tras pie en aquel suelo pesado que dificultaba su andar, entre nieblas que no dejaban ver más abajo de sus rodillas, la mirada centrada en el frente, los oídos pendientes y conectado a su pecho, le servía de guía en aquella travesía.Desesperado pero con fe, buscando el alma reencarnada de su ser más preciado, su pequeña hija desaparecida, se aferraba infructuoso al recuerdo de su rostro, su sonrisa y sus abrazos que hacían recordar el porqué.

1 comentario:

C.I.A.N.27 dijo...

escribi la raja perrin, fue muy facil imaginarme cual pelicula en mi cabeza. Congratulations washo